lunes, 5 de febrero de 2018

Raíces

 Las raíces podridas extienden su corrupción a través de la tierra que las contiene, enroscándose entorno a las piedras y otras raíces que habitan en ella, arrebatando vida e inmovilidad al unísono, plantando un valle de muerte allá donde no podemos mirar, propagando la macabra danza del marchitamiento y el dolor, atenazando a todo aquello que queda atrapado en sus perversas garras, atenazando mi corazón conforme la tristeza se expande a través de las raíces de mi sangre, ahora corruptas por el dolor, ahora maldecidas y maldiciendo con la muerte, matándome con cada suspiro y cada nueva oleada de mal.

Las ramas se extienden sobre mi cabeza, aún alzada a pesar del peso que posee, llena de la corrupción que se expande con cada latido. Contemplo las frágiles hojas otoñales, colores acres y amarillentos, balanceándose en sus finos alambres de madera, dándome la bienvenida a su oscuro y extraño mundo. No todas ellas están corrompidas, puedo sentirlo, pero pronto lo estarán, las raíces extienden la corrupción hacia arriba, alcanzando cada vena, cara arteria, cada hoja, y lo matan, lo matan todo.


Me convierto en ello, ramas arriba, raíces abajo, pero no tocan el suelo, no seré un nuevo árbol podrido, no creceré alto y furioso envenenando el cielo con mi dolor. Las raíces se enroscan en mi cuello y lo aprisionan, quitándome el aliento, quitándome la vida, quitándome el dolor. Me lo quitan todo, aunque, a estas alturas, ese todo no era nada, a estas alturas, yo no soy nada, solo un columpio ondeando al ritmo del viento, ondeando al compás de las hojas, ondeando aún bajo el hechizo de corrupción que intenta volver al suelo, a la vida, pero no lo hará. Hemos muerto.

-Izz

No hay comentarios:

Publicar un comentario